Paulina Villegas, The New York Times, 1-3-17
“Desde hace algunas semanas,
la tensión diplomática entre Estados Unidos y México ha visto resurgir tanto en
el plano político como el social a un antiguo protagonista de la relación
bilateral: el maíz. O más bien la altísima dependencia comercial de México con
su vecino del norte, de donde importa hoy la mayor parte de este grano, eje de
su gastronomía —y de su vida— cotidiana”.
“Antes de la firma del Tratado
de Libre Comercio de América del Norte, apenas el 20 por ciento del maíz que
consumían los mexicanos era importado, señala Amalio Santa Cruz, profesor
investigador del Colegio de Posgraduados y especialista en maíz. Con la entrada
en vigor del TLCAN en 1994 ese porcentaje se duplicó, y en algunos casos, como
en el del maíz que se usa para hacer palomitas, esa proporción llega a superar
el 90 por ciento”.
“… El titular de la Secretaría
de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación de México
(Sagarpa), José Calzada, le dijo a los medios que estaban evaluando la
posibilidad de aumentar las importaciones de maíz desde Argentina y Brasil en
caso de un escenario comercial adverso con Estados Unidos”.
“… Para Rafael Mier, un
ciudadano de la capital mexicana obsesionado hace años con recuperar el valor
histórico y cultural del maíz nativo y la biodiversidad mexicana, esta crisis
política presenta una oportunidad insospechada para recuperar, al menos
parcialmente, la producción del maíz palomero, la raza nativa de maíz más
antigua”. Leer más
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