En 1991, después de un enfrentamiento violento entre
las Primeras Naciones y las tropas canadienses en Oka, Quebec, el ex primer
ministro Brian Mulroney estableció una Comisión Real sobre los Pueblos
Aborígenes para reparar las relaciones rotas entre las Primeras Naciones y la
Corona. Tomó cinco años, se gastaron $60 mdd y se emitió un informe de 4 mil
páginas con 440 recomendaciones específicas. Sin embargo, la gran mayoría de
éstas nunca se implementaron.
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